Discurso de Hipolito Mejia en la Cámara de Comercio Dominico-Mexicana
Licenciado Práxedes Joaquín Castillo, Presidente de la Cámara de Comercio Dominico Mexicana.
Honorable José Ignacio Piña, Embajador de México en República Dominicana
Distinguidos miembros de la Mesa de Honor
Distinguidos invitados
Señoras y señores:
Agradecemos a la Cámara de Comercio Dominico Mexicana por la oportunidad de este encuentro con sus miembros e invitados.
Las relaciones de amistad y cooperación entre nuestro país y México se remontan al año 1888, prácticamente, al nacimiento mismo de la República, habiendo suscrito a través de nuestra historia innumerables acuerdos que han servido para fortalecer los vínculos entre nuestros pueblos.
Hasta hace pocos años más del 80% del comercio de nuestro país se realizaba con los Estados Unidos de Norteamérica. Eso ha cambiado poco a poco y hoy día nuestro comercio exterior está más diversificado.
Exceptuando a Haití, a donde exportamos alrededor de 17% de nuestros productos, menos del 6% de nuestras exportaciones las realizamos a países de la región de Latinoamérica y el Caribe.
Siendo Latinoamérica y el Caribe una región que consume productos menos sofisticados que los países desarrollados, no hay razón para que el intercambio comercial y la cooperación entre la República Dominicana y los países de la región no sean más intensos y significativos.
Hemos dicho que el comercio exterior, la inversión extranjera y la cooperación internacional serán herramientas claves de nuestra estrategia para generar empleos y elevar las condiciones de vida de la población.
Tenemos que revertir el modelo importador que prevalece en el país, por uno que priorice las exportaciones.
Todos los estudios sobre nuestro comercio exterior señalan que el país necesita mejorar la competitividad, ya que existe un conjunto de prácticas que aumentan los costos de producción de las empresas y limitan el acceso de nuestros productos a los mercados internacionales.
Estas prácticas están relacionadas con la seguridad jurídica, la exportación de impuestos, la calidad de la mano de obra, el alto costo de la energía eléctrica, infraestructuras deficientes y las trabas burocráticas que dificultan los negocios y fomentan la corrupción.
El más reciente informe del Foro Económico Mundial coloca a la República Dominicana, en cuanto a competitividad, en el lugar 110, de 142 países evaluados, cuando en el año 2004 ocupábamos el lugar 62.
Debido a las malas políticas públicas, las exportaciones de bienes del país están prácticamente estancadas. En el año 2004 exportábamos bienes por valor de 5 mil 936 millones de dólares y en el 2009 disminuyeron a 5 mil 483 millones de dólares, aunque en el 2010 mostraron una ligera recuperación.
Por el contrario, el país ha visto duplicar sus importaciones del 2004 a la fecha, aproximándose este año a los 18 mil millones de dólares importados.
Esta amplia brecha entre las importaciones y las exportaciones genera un déficit en nuestra balanza comercial el cual se ha vuelto insostenible por más tiempo.
El crecimiento económico de estos últimos años no se ha basado en el auge de la producción, ha sido dependiente de los préstamos internos y externos, y de los altos déficits en todos los frentes de la economía.
Del 2005 a la fecha se han aprobado cinco reformas fiscales, que han permitido al gobierno disponer de ingresos tributarios 4 veces superiores a los ingresos del 2004.
Aun así, el exceso de gastos gubernamentales ha provocado que el déficit de los últimos tres años haya superado los 50 mil millones de pesos anuales.
Este año el gobierno del PLD va por el mismo camino, al mes de octubre, el déficit acumulado, alcanza los 35 mil millones de pesos, superando la meta programada para el año 2011, de 33 mil 500 millones.
La deuda pública total aumentó de 9 mil 700 millones de dólares en el 2004 a 23 mil millones de dólares en el presente, equivalente a un 43% del PIB actual.
En estos últimos años, las medidas económicas aplicadas por el gobierno del PLD, han reducido la capacidad competitiva del sector productivo nacional.
Por eso, hemos dicho a los empresarios que haremos una completa revisión de las políticas públicas, incluyendo el régimen tributario, con el claro objetivo de restablecer la competitividad de las empresas establecidas en nuestro territorio y aumentar las exportaciones.
Entre esas acciones están: la reducción del impuesto sobre la renta, la eliminación del cobro del ITBIS en las aduanas, eliminación del uno por ciento a los activos financieros de la banca, estricto apego a la Ley de impuesto a los hidrocarburos y la revisión de todo impuesto que frene la inversión privada.
Todas las empresas que exporten, estén o no en los parques de zonas francas, recibirán el mismo tratamiento impositivo en cuanto a los productos exportados.
No podemos continuar exportando impuestos.
Estamos comprometidos con hacer respetar la ley sobre el derecho a la propiedad y el cumplimiento de las reglas establecidas, como garantía de seguridad y confianza para la inversión local y extranjera.
Someteremos al Congreso una ley de Respuesta Administrativa Oportuna para proyectos de inversión extranjera y doméstica, para reducir el tiempo de aprobación de los mismos y que contribuya a eliminar la corrupción.
Nuestra política de inversión pública estará dirigida a crear sinergia con el sector privado para motorizar el crecimiento económico generador de empleos y riquezas.
El uso eficiente y transparente de los recursos públicos será una meta innegociable de nuestra administración.
No permitiremos que la ineficiencia, el despilfarro y la corrupción consuman los recursos que necesitamos para desarrollar el capital humano de nuestro pueblo, con mejor educación, mejor alimentación y más salud.
Un mejor país empieza en las escuelas, por eso, desde el primer momento asumimos el compromiso de entregar el 4% del PIB a la educación y de seguir aumentándolo en el futuro.
Nada es tan importante para la competitividad del país como la educación, por lo que la enseñanza técnico vocacional, será una prioridad de nuestro gobierno, como herramienta para capacitar la mano de obra que requieren las empresas para competir con éxito en los mercados internacionales.
Con una población cercana a los 120 millones de personas, México es la doceava economía más grande del mundo.
República Dominicana ha sido el principal socio de México en el área de El Caribe y la existencia de esta dinámica Cámara de Comercio es la mejor muestra de la importancia de las relaciones entre ambas naciones.
México exportó en el año 2010 más de 290 mil millones de dólares e importó, ese mismo año, más de 300 mil millones.
México es el cuarto socio comercial de República Dominicana.
En los últimos diez años el comercio bilateral entre nuestros países ha pasado de 534 millones de dólares en flujo de comercio en el año 2000 a 950 millones de dólares en el año 2010.
Las exportaciones mexicanas a la República Dominicana aumentaron en 58% en los últimos 10 años. Durante el año 2000, México exportaba a la Republica Dominicana 520 millones de dólares y en año 2010 exportó 824 millones de dólares al país.
En cambio la exportación de los productos dominicanos México está muy por debajo del nivel potencial que debemos aspirar a tener con una economía del tamaño de la mexicana.
Las exportaciones dominicanas a México apenas alcanzaron en el 2010 los 125 millones de dólares, después de muchos años con niveles de exportación por debajo de este monto.
Es importante resaltar que el cacao está entre los principales 10 productos exportados por nuestro país a México.
EL acuerdo DR-CAFTA es un reto comercial para México en el comercio con la Republica Dominicana, ya que muchos de los productos originarios de los Estados Unidos ingresan a la Isla sin pagar arancel, mientras que los productos mexicanos por no existir un acuerdo comercial entre los dos países, pagan los aranceles.
En el caso de los productos dominicanos con potencial de exportación al mercado mexicano, éstos están sujetos a los aranceles regulares, compitiendo así desfavorablemente en México con productos de países que se benefician de acuerdos comerciales con México.
Por lo tanto, debemos contemplar la posibilidad de llegar a un acuerdo comercial de alcance parcial, comenzando con sólo una lista de productos que la República Dominicana tenga potencial exportador y con los productos mexicanos que no compitan con los manufacturados en el país.
De esa forma cumpliremos con el compromiso establecido en el DR-CAFTA para mantener el uso de insumos textiles con México, como estipula dicho acuerdo, esto ayudaría a incrementar la inversión mexicana y el comercio en ambas vías.
En los últimos años México ha pasado a ser un importante emisor de Inversión Extranjera Directa, con inversiones en América Latina y el Caribe cercanas a los 64 mil millones de dólares, en el año 2010.
Nuestro país es un beneficiario neto de ese proceso de exportación de capitales que se está produciendo en la economía mexicana.
Por eso afirmamos que, ahora más que nunca, tenemos el compromiso de profundizar nuestras relaciones con la hermana República de México.
En los últimos años el flujo, de Inversión Extranjera Directa desde México, supera los 6 mil millones de dólares, equivalentes al 40% del total de inversión extranjera recibida por el país para ese período, siendo el principal inversionista en el año 2010.
Los sectores de destino de estas inversiones han sido el turismo, las telecomunicaciones, el comercio, los servicios, el transporte, la minería y el sector zonas francas.
En la economía y el bienestar de los dominicanos, estas cifras se manifiestan en el aporte de casi 15 mil empleos directos y unos 30 mil empleos indirectos que generan las principales 20 empresas mexicanas establecidas en el país, entre las que podemos mencionar:
Claro- América Móvil: Con una inversión acumulada que supera los 3 mil 800 millones de dólares y un total de 3 mil empleos directos generados.
Cemex Dominicana: la cual tiene invertido más de 760 millones de dólares y alrededor de 2 mil empleos directos, con una de las más modernas plantas del Caribe con una capacidad de 4 mil 800 toneladas diarias de clinker.
Aeropuertos Dominicanos Siglo XXI (Aerodom) con una inversión de 900 millones de dólares.
Sigma Alimentos la cual se posicionó en el mercado de embutidos dominicanos como la segunda empresa más grande, luego de haber adquirido a Embutidos Checo y Sosúa en el año 2005.
Bepensa propietaria de Refrescos Nacionales, concesionaria de Coca Cola, con inversiones en el país que superan los 100 millones de dólares, que generan más de 2 mil empleos directos y unos 10 mil indirectos.
Grupo Palace Resorts: una de las empresas hoteleras más dinámicas de México, con inversiones superiores a los 800 millones de dólares en el Hotel Moon Palace Casino, hoy Hard Rock Hotel y Casino Punta Cana, el cual aporta 3 mil empleos directos.
En el sector de zonas francas, las inversiones mexicanas en las ramas de textiles, confecciones, comercio, calzados, y servicios, se aproximan a los 40 millones de dólares, generando unos mil 600 empleos directos.
Las inversiones realizadas en territorio dominicano por las empresas señaladas es una expresión de que el capital mexicano tiene confianza en nuestro país.
Esa confianza debemos estimularla con incentivos y rodearla de la debida protección para que la inversión continúe fluyendo, por eso, nos permitimos proponerle a esta Cámara de Comercio, explorar la posibilidad de realizar un Tratado Bilateral de Protección y Promoción Recíprocas de Inversiones entre nuestro país y México.
Un aspecto importante de este Tratado sería lo concerniente a evitar la Doble Tributación. Esta garantía sería muy positiva frente a un socio comercial que hoy nos da el privilegio de ser el segundo país de destino de sus inversiones en la región de América Latina y El Caribe, superado sólo por Brasil.
Por eso, teniendo México 26 Acuerdos Bilaterales de Protección y Promoción Recíprocas de Inversiones firmados con el mundo y, cinco de ellos con países latinoamericanos, sin duda alguna, que las condiciones están dadas para reciprocar su iniciativa de invertir en nuestro país.
En ese sentido, nosotros nos comprometemos a darles la debida protección a las inversiones mexicanas.
Nuestros comentarios sobre la relaciones domínico mexicana estarían incompletos si no incluimos, lo que se conoce como, Acuerdo Petrolero de San José.
La solidaridad mexicana se expresó oportunamente el 3 de agosto del 1980, cuando el liderazgo del presidente don Alfonso López Portillo, de México y, del presidente Luis Herrera Campins, de Venezuela, hizo posible la entrada en vigencia del importante acuerdo de cooperación energética.
El Acuerdo Petrolero de San José, ratificado por nuestro inolvidable presidente, Silvestre Antonio Guzmán Fernández, fue la primera asistencia energética, animadas por un verdadero espíritu de solidaridad en provecho de las naciones pequeñas y pobres, como la nuestra y los demás Estados caribeños.
Los financiamientos petroleros mexicanos dentro del Acuerdo de San José pueden ser un soporte importante de la cooperación y el intercambio entre nuestras economías.
Los recursos que el mismo generaría podrían dar nuevos impulsos a la cooperación y al comercio bilateral, con un abanico de posibilidades mucho más amplio y diverso que el que ya tenemos.
También queremos mencionar el Acuerdo de Cooperación en Materia Agropecuaria que firmamos en nuestra pasada administración, entre la Secretaría de Estado de Agricultura de la República Dominicana y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de los Estados Unidos Mexicanos.
A partir de la firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Canadá, México ha tenido un excelente desarrollo de la agricultura de invernadero, la producción de frutales, el manejo post-cosecha y la inocuidad de los productos agrícolas de exportación.
Nosotros podemos aprender mucho de México en este campo, por lo que este acuerdo ya firmado, nos servirá de marco para obtener la cooperación mexicana, para la masificación de nuestras exportaciones agrícolas a los mercados de los Estados Unidos y Canadá.
Amigos empresarios, para alcanzar las metas económicas y sociales que hemos expuesto, para que nuestros sectores productivos reciban el apoyo que necesitan y para que el país se convierta en una nación exportadora, necesitamos un cambio de rumbo.
Un cambio para liberar el país de la corrupción, la desidia y el clientelismo.
Un cambio para que nuestras empresas tengan fe y confianza en el futuro.
Un cambio para construir un mejor país, pero para todos.
Muchas gracias, mis amigos.